Ca l ´Enric sigue progresando año a año. El otro día nos invitó un amigo a cenar para celebrar su cumpleaños (este año muchos de mis amigos, como yo, cumplen cincuenta y gracias a Dios muchos lo celebran y me invitan). Mi amigo es un viejo conocido y cliente de Isabel y Juan Juncá los hermanos que, junto a su madre, han llevado a Ca l´ Enric de una modesta casa de comidas en el camino de Olot a Camprodón a lo que es hoy, para mí, uno de los mejores restaurantes de Catalunya.Suelo ir una vez al año, en distintas épocas y la progresión es evidente, en el servicio y en la cocina. Ahora han acondicionado una nueva sala muy agradable, moderna y clásica a la vez donde se cena, o como en nuestro caso, se toman los cafés, las copas y un buen habano.
Jorge le había pedido a Juan un menú degustación con maridaje pero con alguno de sus clásicos incluidos. Empezamos con una copa de cava y unas galletas de parmesano muy sabrosas. Seguimos con una croqueta de gamba con un sabor intenso a mar y unas girgolas rebozadas muy
bien fritas. Luego un tomate con un queso parmesano, logrado y una mini brocheta de sandia, queso de cabra aceite y menta. Era un conjunto perfecto, muy equilibrado y con la menta dándole frescorLo regamos con un Nun 2.004 un Xarel.lo del Penedes que , según nos comentó Juan, se produce sólo en un parcela de dos hectáreas y no se comercializa prácticamente. Su sabor me recordó algo a un viogner y lo encontré muy equilibrado.
Un bocadillo de foie con manzana caramelizada, estupendo el contraste acompañado de un chupa chup de foie rebozado con maíz francamente original.
Continuamos con una rodaja de tomate bien maduro con aceite, higo y jamón estupendo (nada que ver con el comentado en mi post sobre La Terraza del Casino)
Pasamos a un Remelluri viura. No es la viura una de mis preferidas pero era un buen vino.
Le llegó el turno a uno de los platos que había pedido Jorge, una anchoa del norte, con olivada negra “costró” de pan y queso fresco, una explosión de sabores increíble.
Luego vino el plato que mas me gustó, una cigala con cebolla confitada e infusión de perejil. La cigala estaba muy poco cocida, con la carne dura y la infusión de perejil, muy suave, la impregnaba de sabor.
A continuación canelón de trufa de verano (tuber estivalis). La pasta estaba en su punto ligeramente al dente ,pero solo ligeramente, para dejar el protagonismo al resto de los ingredientes. La trufa de verano no tiene la complejidad de la tuber melanosporum ( la típica trufa negra) pero como nos comentaba Juan tiene la ventaja del frescor y proximidad. Un plato muy bien hecho.
Juan nos ofreció un tinto de Jumilla Juan Gil 2.003 varietal de monastrell de
cepas de más de 40 años con poca madera, que se fue abriendo y maridaba a la perfección. Color rojo ciruela oscuro con ribetes púrpuras de juventud. Frutos rojos maduros, regaliz y notas tostadas. Matices de madera nueva, y recuerdos especiados. En boca equilibrado, frutas maduras y suavemente persistente Digo una herejía si comento que me recordaba a algunos shiraz que he probado últimamente?Probamos una hamburguesa de atún con queso de cabra de Borredá y láminas de trufa de verano. Demasiada trufa en el menú? La verdad en ese momento estaba a punto de explotar y supongo que por eso fue el plato que menos me gustó sin ser nada malo.
Entramos en las carnes con un cabrito confitado con salsa de frambuesas. Me tocó el muslo y lo partí sin el cuchillo, se deshacía literalmente y tenía un sabor finísimo. Estupendo.
Completamos las carnes con una cola de buey a la royal con manzana verde. Un plato super clásico, con algún guiño, pero perfectamente ligado, en la línea de lo que se puede exigir a los grandes maestros.
El primer postre fue una sopa de coco con helado de piña, muy fresco, con los aromas muy bien conjuntados.
Acabamos con un bombón de frambuesa y trufa rebozado en biscuit ruso con almendra. La frambuesa líquida y la trufa en el interior realzaban el conjunto.
Luego probamos un Mas Ferrant curial de Mont Ferrant Moscato d´Asti, de 4,5 grados con un sabor a uva y una ligereza muy interesantes. Bodegas Mont Ferrant ha pedido que le embotellen este vino en Italia y es una iniciativa muy loable ya que es económico, original y refrescante.
Disfruté mucho y no tengo peros que poner a este restaurante. Está consiguiendo un nivel altísimo dentro de los restaurantes de Catalunya.





