Menorca 14, 20009 Madrid, T 91.573.30.61
Según me cuentan Laredo fue, en sus orígenes, una modesta tasca de barrio. El interés de los dos hermanos propietarios (Miguel Ángel en la sala y David en los fogones), ha convertido el lugar en un buen representante de lo que podríamos llamar una tasca ilustrada. A la entrada un concurrido y bullicioso bar da paso a un restaurante anodino pero confortable con las mesas adecuadamente separadas. Buen servicio de mesas y capas riedle.
Nada mas sentarte te traen una gran lata redonda de mejillones con patatas fritas de churrería; a mí esa combinación me encanta hacerla en casa así que empezamos con buen pie.: También nos trajeron unos pimientos verdes muy pequeños con justo el, punto de sal muy agradables.
Como primeros compartimos unas croquetas de espinacas y otras de queso. Las primeras ricas las de queso me parecieron demasiado fuertes. La tempura de verduras estaba bien hecha y un huevo frito con habas y foie correctillo pero demasiado salado; mejor la mas básico aquí. El carpaccio de atún, estupendamente cortado y bien condimentado lo mejor.
Un carré de cordero con patatas fritas a dados, simplemente espectacular. Fino, sabroso, de esos que se deshace en la boca.
Para postres compartimos unos quesos que nos trajeron ya servidos; a destacar un cabra canaria y un stilton en su punto.
Un carré de cordero con patatas fritas a dados, simplemente espectacular. Fino, sabroso, de esos que se deshace en la boca.
Para postres compartimos unos quesos que nos trajeron ya servidos; a destacar un cabra canaria y un stilton en su punto.
Se precian de buenos vinos y nos ofrecieron una botella de Predicador, un rioja que hace Benjamín Romeo en San Vicente de la Sonsierra; al parecer es el segundo año que lo saca al mercado y el resultado me pareció muy conseguido; es un vino equilibrado y fácil de beber.
Con el queso bebimos un riesling Ammerschwihr 2.004 de Martin Schaktzel Alsace AOC que acompañó bien.
Como conclusión un lugar donde se come bien en plan tradicional, unos buenos vinos, un servicio muy correcto y un precio (en general compartimos medias raciones) ajustado (110 euros).
Con el queso bebimos un riesling Ammerschwihr 2.004 de Martin Schaktzel Alsace AOC que acompañó bien.
Como conclusión un lugar donde se come bien en plan tradicional, unos buenos vinos, un servicio muy correcto y un precio (en general compartimos medias raciones) ajustado (110 euros).