sábado, julio 22, 2006

AROLA MADRID

Argumosa 43 28.012 Madrid T 91.467.02.02

Tenía ganas de ver de cerca y por dentro el nuevo edificio del Reina Sofia de Jean Nouvel así que aprovechando un sábado en Madrid me acerqué. No es este un blog de arquitectura pero tengo que decir que no me impresionó demasiado; tiene su qué, faltaría mas, pero nada que emocione.
Además de visitar la exposición Picasso, tradición y vanguardia , muy recomendable el juego entre cuadros de Picasso y otros autores sobre la misma temática, quería probar el nuevo Arola Madrid.
Lo que he dicho sobre el nuevo edificio no es aplicable al hall que está ocupado por el restaurante; lo encontré muy bien resuelto desde el punto de vista espacial, integrando muy bien ambientes. El espacio es enorme pero eso precisamente produce una sensación que le deja a uno muy a gusto. El local tiene dos partes, la primera con una gran barra y mesas para un tapeo informal y al fondo el restaurante. La parte del restaurante tiene el techo más bajo con movimiento, semejándose a un catamarán, en tonos granates muy elegante.
Era a la hora de comer y teníamos una cena en casa de unos amigos que iba a ser copiosa así que comimos ligero. Todo el menú gira alrededor de interpretaciones libres de tapas y medias raciones; al parecer el concepto lo ha puesto a punto Arola en su restaurante de Barcelona en el hotel Arts. No he ido pero las opiniones que he recogido son mixtas. Son propuestas mucho más desenfadadas y menos sofisticadas que su mítico La Broche
Nos trajeron para empezar como aperitivo de la casa unos nachos con guacamole y tomate, muy bien resueltos pero sin ningún toque especial. La selección de panes fue fantástica, algunos muy originales pero los de siempre también muy buenos.
Mientras esperaba en la barra me sirvieron una copa de vino blanco Basa, verdejo y viura, bueno, aromas florales, muy glicérico, un final muy correcto algo amargo como me gustan los ruedas. Es un vino de Telmo Rodríguez y eso se nota.
Empezamos con un shushi, totalmente diferente de los que se toman normalmente y en este caso la diferencia era interesante; tenía un fondo vegetal, con sésamo por encima, envuelto en pepino y con gelatina de wasabi.
Las bravas de Arola siempre han tenido fama. Las de casa Tomás siempre serán mis preferidas pero la reinterpretación que hace Arola me convenció totalmente. Hace un envoltorio de patata frita relleno de alioli con tomate que es realmente espectacular.
Siguiendo con platos “clásicos” reinventados pedimos unos huevos estrellados con trufa. Plato correcto con la trufa algo seca pero el conjunto bien ligado
Para postre una tarta de manzana con crema pastelera. La manzana no estaba bien cocida, estaba demasiado dura pero tenía un toque de pimienta que le daba mucha gracia; estaba acompañada por pistachos y almendras , original. Lo acompañé con un PX 1927 de Alvear, un clásico que se defiende muy dignamente.
Para acabar con un buen café unos bombones muy ricos.
Disfruté con la experiencia; el precio no es barato pero todo encaja bien y sales con la sensación de haber disfrutado de una experiencia agradable. Arola también ha abierto en Madrid dos locales de D´E Arola al parecer aún más informales y que espero probar pronto.

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