domingo, febrero 22, 2009

Restaurant Triton

Alfambra 16 Barcelona 93 203 30 85


Curiosidades de la vida al día siguiente de que visitasemos Triton Cinc a Taula les dedicó su artículo semanal en La Vanguardia. Tritón lleva muchos, muchísimos, años en la restauración barcelonesa. Su proyecto debió ser, en su momento, faraónico. Un gran parking, un comedor muy amplio con grandes ventanales que tiene algo de nave industrial, ideas que no se estilaban por aquel entonces. Y ahí sigue, igual o casi igual; esa es su virtud y a la vez su posible talón de Aquiles. Yo no soy tan positivo como Cinc a taula pero reconozco sus méritos. En general el producto suele ser bueno y los precios razonables; siempre tienen pescados y mariscos expuestos a la vista de una frescura impecable aunque los precios ahí a veces se disparan. Han seguido fieles a su estilo clásico de toda la vida sin concesiones a modernidades.

Como comienzo fuet, butifarra blanca y aceitunas, todo excelente. Probamos como entrantes un atún en escabeche rico pero algo pasado de vinagre y un pulpo a la gallega muy correcto.
Los segundos un chuletón excelente de verdad, un entrecot un pelín duro y una perdiz escabechada que me defraudó; falta de sabor y con un punto de cocción excesivo, fue el punto débil de la noche.

A una comida tan clásica parece que le iría un rioja de los de toda la vida pero vi un Marboré de Bodegas Pirineos un coupage que incluye las variedades autóctonas de Parraleta y Moristel (probad el varietal de Parraleta que tiene la bodega) que me trae gratos recuerdos y que hacía tiempo que no bebía; una gran elección como siempre.

Mi conclusión: quien quiera clasicismo a un precio razonable está en el lugar adecuado (aunque han de cuidar más los puntos como el de la perdiz)
;eso si la decoración es intemporal y ecléctica y hay que ir con cuidado de no pedir las escasas innovaciones del lugar; por cierto los canelones son excelentes de verdad, este día no los comimos pero os los recomiendo.
Pd: A raiz del comentario de anónimo he revisado la cuenta 146 euros, no es tan barato, no hubieron postres ni cafés y solo dos entrantes para tres.

domingo, febrero 15, 2009

Villamagna by Eneko Atxa

Paseo de la Castellana, 22, 28046 Madrid T 91 587 12 34








Carlos Maribona me puso tras la pista de Villamagna by Eneko Atxa. Un mediodía entre semana nos fuimos a comer allí. Puesta en escena impecable, todo en tonos apagados, grises, blanco roto, un ambiente relajante de esos que los franceses llaman feutré, mesas redondas, servicio de sala atento y cercano que se desvive en explicaciones.

La cocina de Eneko es especial, está en la máxima vanguardia con todo lo que eso tiene de sugerente y peligroso a la vez. Experimenta con las técnicas mas avanzadas, investiga, avanza, crea. Y como toda persona que está en la extrema vanguardia no siempre acierta; ello es ineludible y consustancial con esas situaciones. Probamos sus percebes pelados sobre su propio gel con Salicornia. En el centro de un plato están los percebes pelados sobre su gel en un recipiente abierto; a continuación el camarero trae en un especie de agitador agua pasada por ultrasonidos que al exhalarse del recipiente crea una bruma marina alrededor del plato con un intenso aroma a mar; nos dijeron que el agua la traían cada dos o tres días de una cala especial del Cantábrico. Al parecer es una nueva línea de investigación y experimentación. El resultado impactante, penetrante en aromas pero de un sabor poco definido; tanto ruido para tan pocas nueces? Será una boutade o, como espero, el inicio de algo grande que de momento solo puede atisbarse?

Antes de este plato a modo de aperitivo probamos yema de huevo cocida al revés (con el caldo de trufa inyectado) me ha parecido sensacional, lo mejor de la comida, una explosión de sabores. La huerta; otro plato arriesgado pero muy conseguido esta vez. La tierra es remolacha y en ella plantadas mini verduras y brotes a cual mas sabroso. En la tierra una emulsión muy suave de tomate; mientras vas comiendo la tierra y la suave capa de tomate te vas encontrando con pequeños trozos de patatas y similares que aportan un plus al conjunto. Un plato que entra por los ojos, con una presentación muy cuidada, sigue con el olfato y se redondea con un conjunto de sabores ligeros y equilibrados. La vanguardia exceliendo (lastima no tener fotos). La espuma de hongos estaba rica pero no me aportó nada especial. Lo mismo que los bacalaos a las cuatro maneras delicados y con adecuados contrastes pero mas normales.


Bebimos un summa varietalis, producido en los Montes de Toledo por los hijos del marqués de Griñon, equilibrado y, sin postre, degustamos unos petits fours interesantes.

Sin duda es un restaurante que hay que probar; creo que apenas lleva un mes abierto por lo que es un poco pronto para opinar. El entorno perfecto, el servicio muy bien rodado (cierto que no estaba lleno). La cocina distinta, sugerente e impactante. Y eso es mucho decir de un restaurante. Por eso animo a probarlo y espero oír opiniones que corroboren lo que me pareció atisbar; un lugar a tener muy en cuenta.

domingo, febrero 08, 2009

Kaiku


Passeig Joan de Borbó 74, la Barceloneta, Barcelona t 93.221.90.82



Un descubrimiento interesante e inesperado. A raíz de mi post sobre sobre El suquet de L´almirall, Xavi me recomendó Kaiku. Un par de días después quedé a comer con un amigo buen conocedor de la zona que me llevó, sin sospecharlo yo, a Kaiku cuyos arroces alabó Encantadisimo. Casualidades que a uno le hacen feliz.
El lugar es modesto en su planteamiento y decoración y muy interesante. Manteles de papel, suelos de terrazo, una cocina a la vista, barra sencilla y trato campechano y amable. Tiene un as escondido además de su cocina. Una mesas en el paseo lindando con la playa que deben ser el summum. Ese día era triste y gris así que no pudimos disfrutarlas.
Era un mediodía y no teníamos mucho tiempo asi que nos fuimos al menú.

Puedes elegir entre tres primeros, tres segundos y muchos postres. Me decidí por garbanzos de Sira con espinacas y huevo duro. Un potaje perfecto, ni fuertes ni flojos, sabrosos y con todos los ingredientes en su justa medida. La sopa de cordero rustido con puerros y tapioca estaba rica pero, para mi gusto tenía demasiado ajo. De segundo pan de carne con salsa de manzana, ciruelas, naranja y toque de canela con puré de patatas, correcto sin más, sabores un poco dispersos. Los pies de cerdo con salsa brava, sin deshuesar, bien.De postre un semifrio de naranja razonable y un brownie de chocolate muy sabroso. Todo por diez euros incluido vino.

Mi amigo sugirió que pidiésemos un vino de la carta ya que el del menú era un poco justo. Nuestra primera elección no estaba disponible y el propietario, muy atento, nos comentó que en Enero estaban cambiando la carta; nos decidimos entonces por un Malpaso 2.006 un Shiraz de bodegas Canopy en Méntrida que De Vinis glosa estupendamente, que ya conocía y que me parece con una RCP excelente; nos acompaño muy bien. El café estuvo a la altura de la comida.

Nos costó 43 euros que merecieron la pena. Recomendable sin ninguna duda

domingo, febrero 01, 2009

Dos cielos


Pere IV, 272-286 - 08005 BarcelonaTel. 93 367 20 70


Dos cielos es el resultado de la pasión de dos hermanos gemelos Javier y Sergio Torres por la gastronomía. Ambos han oficiado por separado en múltiples lugares (Javier en Girasol y en el Raco de Can Fabes y Sergio en Neichel, Akelarre y el Rodat) y, en plena juventud, han recalado en su ciudad natal para este nuevo proyecto. Mimbres no les faltan. Empezando por la ubicación en la planta 24 del hotel ME Barcelona ME Barcelona, a un paso del Forum. Una terraza con unas vistas increíbles sobre la Barcelona marítima será deliciosa cuando el tiempo acompañe un poco. El restaurante en si está ubicado en la parte del edificio que da a la ciudad con unas vistas que también son muy bonitas. Se entra a la sala del restaurante por la cocina que está toda a la vista sin separación física del comedor; todo el equipo de cocina va equipado con auriculares lo que permite que sus conversaciones no molesten a los clientes de la sala.

Pocas mesas, redondas, agradables,buen servicio de mesa, especio por doquier, todo te prepara para una comida relajada y sin prisas.
Además de la carta hay un menú de 60 euros y también un menú personalizado por 85 euros; el día que fuimos además tenía un menú de trufa a 85 euros que fue el que elegimos.

La carta de vinos es extensa y bien presentada. Para mí el sommelier ha de intentar conseguir complicidad con el cliente sobre todo si percibe que este la busca; él no la consiguió. Nos preguntó blanco o tinto, luego español o no. No me parecen las preguntas más atinadas pero dejémoslo ahí. Nos decidimos por un Atteca 2.007 D.O Calaatayud de garnachas viejas que me pareció que entonaría bien con algunas de las propuestas que eran de una cierta consistencia.
Los panes hechos en casa excelentes sobre todo el de calabaza, original además. El aceite te lo van sirviendo de una jarrita; muy elegante si, pero no nos dijeron de que variedad. En cualquier caso de aroma penetrante y muy bueno para untar.

A modo de aperitivos una aceituna grande y condimentada y una croqueta de ibérico correcta.
El menú comenzó con “provocación”: un foie con setas, trufa y ensalada; bien y sabor potente. Seguimos con una ensalada de huevo rojo, espinacas y trufa, original sin más.
Los cardos violetas con trufas me gustaron; iban en un caldo, denso y oloroso. El arroz de setas y trufas fue de lo mejor: arroz salvaje, meloso, cremoso, fuerte, sutil, con trompetas de la muerte, todo un logro. El pescado de la costa cocido en gastrovac y trufas muy bien de punto, con un rico caldo cumplió.
En cuanto a la liebre a la royale trufada, solo puedo decir que excelente, quizás la salsa algo espesa pero muy bien; la liebre estaba presentada en quenelles. Permitidme una maldad; cuando uno de los hermanos se acercó para preguntarnos por la liebre le preguntamos como la había hecho y nos contestó que era una receta que le había dado a su hermano un famoso tres estrellas francés (no recuerdo cual) ; le comentamos si era a la royale o mas bien a la perigourdine, se hizo el sordo….
Buena tabla de quesos tanto españoles como franceses, no nos resistimos a probar algunos.
El helado de trufa, una quenelle con espuma de chocolate blanco también me gustó. Luego chocolate puro y trufa también muy bien
Con el café tres petits fours alguno espectacular de aspecto y todos bien de sabor.

Me gustó mucho; me pareció algo caro (240 euros incluyendo el queso que no estaba incluido en el menú) aunque es cierto que la trufa tiene su precio. En cualquier caso os lo recomiendo sin ninguna duda.