lunes, abril 27, 2009

Eleven Madison


11 Madison Avenue Nwew YOrk NY 10010 T 212.88909.05




Eleven Madison es un restaurante que impresiona; impresiona por su gran sala con techos altos y estilo retro y por la calidad de su servicio. Cuando preparaban una mesa para ser utilizada de nuevo después de poner los manteles se acercaba un camarero con una plancha para dejarlos impecables antes de poner el servicio de mesa; lo nunca visto. Tiene una barra para tomar algún cocktail o cena más rápida. La legión de camareros perfectamente entrenados no da un paso en falso; diríase que no se mueven sin órdenes de alguno de los jefes de sala. Como muchos otros restaurantes de NYC el precio es fijo y se elige entre varios entrantes, varios segundos y postres. Gran bodega con profusión de vino por copas que es por lo que nos decidimos.

El pan, caliente por supuesto, iba acompañado por dos tipos de mantequilla una de ellas salada.
Como miniaperitivos un foie rico, una quiche con beicon ligera, un melón aburrido y un estupendo envoltillo de pasta brisa relleno de espinacas. Luego una crema de calabacín con trufa rica y sabrosa.
Los guisantes con su suave espuma excelentes, las berenjenas y otros vegetales tristes y el plato de pasta apetitoso
El pato glaseado de la granja con lavanda de miel, naranja y especias, fue un gran plato de esos que por si
solos compensan la visita a un sitio. El pequeño fallo (pero casi siempre los hay) un exceso de especies pero la costra estaba increíble. Un festín. Muy bien también el buey Blacks angus.
Como postres un increíble, de verdad, vacherin de coco con helado de piña y un soufflé de naranja también muy rico.


Te traen luego una bandeja de petits fours para que elijas, todo un detalle. Un buen lugar sin duda.

lunes, abril 20, 2009

Fonda Gaig


Corcega 200 08.036 Barcelona T 93.453.20.20


Las veces que he comido en el “nuevo” Gaig no he salido especialmente satisfecho; todo lo contrario que mis visitas a su antiguo emplazamiento en Horta sobretodo en la terraza. Pero me habían hablado muy bien de su nuevo restaurante la Fonda Gaig y con toda la razón. Sin duda Carles y Fina Gaig están consiguiendo en su Fonda lo que hoy mucha gente busca; cocina tradicional con un punto de modernidad impecablemente realizada.
Cocina moderna versus tradicional? Crisis y nuevas propuestas? Cambio de hábitos en los consumidores? Una mezcla de todo sin duda pero un éxito diario; ayuda sin duda la frecuente presencia de los propietarios.
El local es grande y además cuenta con varios reservados; la decoración moderna, en tonos claros, no especialmente tradicional; la disposición de las mesas inteligente, te permite un buen aislamiento.

Probamos unos guisantes de Llavaneras pocos días después de que los hubiésemos tomado en Hispania ; sin duda estos estaban mucho mas en su punto, ligeros y sabrosos. Las habas ricas eran más normales. Los macarrones del cardenal increíbles, macarrones de esos que ya no tienes ocasión de probar, compactos servidos como en una pequeña torreta con bechamel y carne.
Como segundos una perdiz a la vinagreta muy correcta, un solomillo de ternera de Girona muy sabroso y un brao de cordero con ceps que me supo a poco.

Unos quesos afinados y un pecado de chocolate con mermelada de naranja apetitosos completaron la cena.


Bebimos un Son Bordils Shiraz 2.004 que me gustó.


Nos costó 195 para tres personas, una comida completa, no es barato pero me parece un precio razonable por la calidad y el servicio.

lunes, abril 13, 2009

Bluee Hill

75 Washington Place New York, NY 10011 T 212 539 1776



Blue Hill no es solo un restaurante de Nueva York. Es ante todo una granja ecológica con restaurante en las cercanías de NYC que, además, tiene un restaurante en la ciudad. Según dicen lo ideal es poder acercarse a la casa madre pero yo me conformé con la experiencia ciudadana. El restaurante está ubicado en Grenwich Village y el ambiente de Blue Hill es el típico casual, cozy de un sofisticado local neoyorquino pero también lo podríamos encontrar en Londres. Solo los manteles de un papel duro y blanco encima de los impolutos blancos desmerece el conjunto.

Para empezar el pan estaba riquísimo. Nos trajeron también unas mantequillas hechas por ellos, como casi todo lo que cenamos y muy ricas.
Holden, que me recomendó este restaurante, me dijo algo así como que es el genuino exponente de la tendencia del huerto a la mesa. Y tiene toda la razón. Mirad sino la foto del primer aperitivo que nos trajeron: esas mini zanahorias, cebolletas y algún otro vegetal en plan huerta. Nada que ver con el plato la huerta que sirve Eneko Atxa pero no pude dejar de recordarlo. El otro aperitivo una minihamburguesa vegetal y chips con beicon.

Decidimos probar el menú con maridaje.
Comenzamos con una sopa de espinacas y patatas y alguna cosa mas que estaba simplemente genial, las espinacas con un sabor impresionante y un punto dulce y especiado a la vez. El otro entrante que probé fue un huevo de esta mañana con champiñones, vegetales de raíces y caldo de gallina de corral, delicado con un punto de menta que no molesta nada.
El cordero baby de Vermont era baby de verdad, hecho con Burdeos, espinacas y salsifi; el acompañamiento hacia lo que tenía que hacer, acompañar.
Un sorbete de limón con granitos de miel normalito; en cambio la panna cota con café gelé y helado de cacao un gran postre, servido en copa y muy consistente. Petits fours interesantes
Los vinos muy bien, no quiero cansaros.

En suma una experiencia gratificante en la gran manzana que nos abre los ojos a otro tipo de cocinas.

sábado, abril 04, 2009

Valle de Arán (ticolete y casa Irene)

Hace años que no pisaba El Ticolet y, gracias a Dios, ha cambiado lo justo. Situado en Baqueira el local no es especialmente acogedor pero tiene un buen nivel de confort. La cocina en la línea tradicional es para mí la mejor del Valle de Arán.
Probamos una sopa de cebolla excelente unas verduras y setas con huevo mollet algo más justitas. El pichón a las dos cocciones con su acompañamiento plato difícil de ejecutar estaba impecable.
Como postre probamos unas buenas peras caramelizadas y una cuajada casera con mermelada de agavazando y granizado de miel. No sabíamos lo que era el agavanzo lo cual fue una razón mas de pedir ese postre. . Es la rosa silvestre que se encuentra por los campos y su sabor penetrante me pareció interesante. Voy a ver si este verano consigo recolectar algunas y hacer una mermelada casera. Bebimos un mágnum Pago de los Capellanes 2.005 que, como siempre, estuvo excelente.

Del Rastillet ya he hablado en otras ocasiones. Sin duda la mejor Olla de todo el valle, este año lo he vuelto a corroborar, además el lugar es agradable y el resto de la comida muy aceptable.

También volví, después de varios años, a Casa Irene Casa Irene. Se podría considerar Casa Irene como el decano de la cocina del Valle; lleva años en la brecha ocupando un buen lugar. En su momento fue lo más para posteriormente dormirse en los laureles. Pero los últimos años se ha asentado y hoy está ahí en el pelotón de cabeza. Os aconsejo que no innovéis aquí. Irene ha sido y sigue siendo un lugar seguro para la cocina de toda la vida: probé un gall al vi (coq au vin) excelente y muy bien trabajado; plato de esos que a uno le hacen recordar lo magnífico de la cocina de siempre. La ensalada de invierno con dados de atún estaba bien y la olla también es recomendable así como los postres de siempre como las sacher y la crema catalana. Nos fuimos a un rioja, un Remirez de Ganuza del 2.003 excelente. Precios razonables para lo que es el valle de Arán en invierno.